El gobierno nacional afirma que las obras para revertir el Gasoducto Norte avanzan sin problemas. Empresarios, especialistas y la oposición denuncian a coro que están frenadas por una decisión del presidente Milei o por “inoperancia”, lo que pone en riesgo a siete provincias cuyo suministro entrará en un punto crítico luego de mitad de año.
La media de los argentinos aún puede recordar una de las primeras medidas del presidente Javier Milei: la paralización de toda la obra pública. “Nosotros no tenemos plata, por lo cual esas obras pueden ser entregadas al sector privado y que la terminen ellos”, anunció. Rutas, calles, casas, hospitales, las plantas compresoras del primer tramo del Gasoducto Presidente Nestor Kirchner (GPNK), la segunda etapa de la traza que llevaría el caño hasta San Jerónimo en Santa Fé. Y la demorada reversión del gasoducto Norte.
La reversión es la única de las obras paralizadas que contaba con financiamiento privado casi en su totalidad. Lo que llevó a la gestión del ministro de Economía, Luis Caputo, y del secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, a considerar su posición inicial.
“A partir del 31 de julio no hay más gas de Bolivia, o se renegocia el contrato con ese país o la reversión tiene que estar para este invierno”, dijo Ricardo Markous, CEO de Tecpetrol, a Bloomberg a mediados de diciembre de 2023. “La industria del norte no tiene alternativa de conseguir gasoil. Argentina en el norte produce 3 millones de metros cúbicos, en invierno hacen falta otros 10 o 12 millones más”, añadió.
Esa presión que entonces fluyó desde empresarios y gobernadores hacia Milei sirvió para que avanzaran las licitaciones que tenía pendiente el gobierno: una que había quedado por encima del presupuesto oficial de la anterior gestión y tras dos que completan el proyecto.
Uno de los argumentos más sólidos es que la obra demandará una inversión de USD 710 millones, de los cuales USD 540 millones serán aportados por un crédito del Banco de Desarrollo para América Latina y el Caribe ‑CAF. Es decir sin erogación estatal.
A consecuencia de lo que en enero el gobierno firmó los contratos con Techint y Sacde para los renglones 2 y 3 que consisten en 100 kilómetros del gasoducto de integración Federal Tío Pujio-La Carlota, de un diámetro de 36 pulgadas, que unirá el gasoducto Centro-Oeste con el gasoducto Norte, en la provincia de Córdoba.
En marzo, hizo lo propio con la constructora BTU, quien efectuó la oferta más baja en la licitación para los dos tramos pendientes. La obra consiste en la construcción de 22 kilómetros del gasoducto de Integración Federal Tío Pujio-La Carlota, con caños de 36 pulgadas de diámetro, mientras que el 2 está compuesto por el tendido de dos loops (ampliaciones) paralelos al Gasoducto Norte de 62 km de extensión, con cañerías de 30 pulgadas de diámetro.
Polémica
Rodríguez Chirillo polemizó con distintos referentes de la oposición luego de la crisis que dejó sin gas a una gran porción del país. Concedió una entrevista al programa conducido por Jonathan Viale en radio Rivadavia y apostó a la comunicación “directa” en la red social “X”.
El investigador y economista de la Universidad de Buenos Aires Julián Rojo, se preguntó en twitter por qué se llegó a tener que cortar el gas de la forma que tuvo que hacerlo el gobierno. Su respuesta no dejó bien parado al oficialismo: “Es otra cuestión que puede encontrar respuesta en evitar gastos de comprar gas (mirada fiscalista), deficiente planificación energética o ambas”. A lo que añadió: “Planificar y asegurar abastecimiento cuesta plata pero es deseable porque el costo de oportunidad es muy alto”.
La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner denunció el parte total de las obras como la causa de la crisis del gas. “Si este gobierno hubiese continuado con el ritmo y el calendario previsto para las obras de las plantas compresoras del gasoducto Néstor Kirchner en las localidades de Tratayen y Salliqueló, Argentina, entre los meses de mayo y agosto, hubiera importado casi 18 barcos menos de GNL y ahorrado la bonita suma de 450 millones de dólares. Además, ninguna fábrica hubiera parado su producción y ningún argentino suspendido su trabajo por falta de GNC para su auto”, consideró la líder del kirchnerismo.
Rodríguez Chirillo en conversación con Viale responsabilizó a la gestión anterior debido a que “no se hicieron cosas en el tiempo que se tenían que hacer”. “Cuando recibimos en diciembre las estaciones compresoras tenían seis meses de demora”, explicó el funcionario. Tras lo que puntualizó: “había certificaciones de obra no pagadas por seis millones y readecuación de precios” por 21 millones de dólares. Y enfatizó que “no se paró nunca, no se paró por razones económicas”, en referencia a la marcha de las obras. Algo que fuentes de las contratistas desmienten enfáticamente.
“El Gobierno Nacional no tiene deudas con los contratistas del GPNK ni con los de la Reversión del Gasoducto Norte. Los pagos están al día”, reafirmó el secretario de Energía; lo que no le permitió deslindar las demoras que le achaca la oposición. “El Gobierno anterior dejó sin adjudicar el primero de los tres tramos y sin licitar los otros dos. Cuando asumimos, nos hicimos cargo de licitar y adjudicar la obra a la que ya el gobierno ha destinado más de $150.000 millones”, recordó en otro tweet.
La funcionaria que ocupaba su lugar durante el anterior gobierno, Flavia Royon, señaló que con la reversión del Gasoducto Norte “hicimos el trabajo hasta la adjudicación por la imposibilidad en un cambio de gestión. El primer tramo excedido de presupuesto, había que relicitar. Los otros dos quedaron listos para adjudicar. Lo hizo la actual gestión y se está avanzando”.
También se sumó el antecesor de Royón en el cargo Darío Martínez, quien consideró en un comunicado de prensa que la “la actual crisis de desabastecimiento de gas esta generada por una suma de ignorancia acerca del sector, impericia para resolver, y fundamentalismo económico que tiene el Gobierno de Javier Milei”.
La obra y las provincias
La Reversión del Gasoducto Norte es una obra complementaria al gasoducto GPNK para llevar el gas de Vaca Muerta a las provincias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy.
La obra tiene como trasfondo el declino de la producción de gas de Bolivia. Desde hace años, Argentina importa gas desde ese país a buen precio para abastecer a las provincias del norte.
Sin embargo, los problemas de producción complicaron los envíos hacia Argentina. La alternativa fue llevar el gas de Vaca Muerta hacia el norte y para eso se proyectó la reversión del gasoducto Norte que, en términos llanos, consiste en cambiar la dirección hacia donde fluye el gas. Ya no bajará del norte hacia el sur, sino que lo hará en sentido inverso.