La iniciativa de construir un moderno edificio para oficinas que sirva para modernizar la imagen de YPF en la Patagonia parece quedar congelada y genera internas dentro de la petrolera con mayoría estatal.
El proyecto fue impulsado durante la gestión de Pablo González al frente de la compañía ‑un funcionario con intereses políticos en las provincias del sur- pero ahora entra en “pausa” administrativa.
El proyecto tiene un costo estimado en el mercado de unos USD 100 millones y se lo adjudicó a la empresa ASPA Desarrollos Patagonia a través de un proceso de licitación “Build to Suit”.
En un comunicado reciente a la Bolsa de Comercio, las nuevas autoridades de YPF avisaron que la conducción de la petrolera quedaba centralizada y por lo tanto, la necesidad de tan ambicioso proyecto no sería urgente.
En Neuquén hubo cuestionamientos al proceso de licitación que omitió varios pasos administrativos. Los ganadores, Aspa Desarrollos Patagonia, fueron llamados antes de “ganar”.
“En noviembre del año pasado (2022) nos llaman si queríamos participar en la licitación de YPF para hacer oficinas”, reconoció Omar Pirrello, gerente de Aspa Desarrollos Patagonia en una entrevista con Ámbito.
Las críticas al proyecto vienen generando divisiones internas en YPF. Algunos sectores de la empresa apoyan el proyecto y argumentan que es una inversión necesaria para modernizar la imagen de la compañía y mejorar las condiciones de trabajo.
Otros sectores, en cambio, se oponen al proyecto por las razones económicas. Argumentan que la inversión en la Torre Aura no se ajusta a las prioridades actuales de la petrolera, que debería enfocarse en la producción de energía y la rentabilidad
Con todo, el futuro de la Torre Aura es incierto. El nuevo directorio de YPF aún no tomó una decisión definitiva sobre el proyecto a futuro, aún cuando en el medio hay un contrato en curso.