El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció que la licitación del segundo tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) se pondrá en marcha inmediatamente después de la inauguración de la primera etapa, y que se invitará al sector privado para que junto con el Estado trabajen “de manera colaborativa y asociada”.
En su disertación, el titular del Palacio de Hacienda defendió el diálogo de los representantes de la Nación, las provincias, las empresas y los trabajadores, como “las cuatro patas claves de la mesa para ponerle un paraguas al 2030”, en referencia a las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
“La energía debe ser una política de Estado que no debe ser modificada por un cambio de gobierno”, enfatizó, luego de señalar que con el desarrollo del sector “pretendemos generarle a la Argentina un ‘segundo campo’”, en cuanto a sus potencialidades para la generación de divisas, “mucho más en este contexto de restricción”.
Al respecto, instó a “que nunca se desarme la mesa de diálogo, de búsqueda de acuerdos y de soluciones”, para remarcar la importancia de cada una de las partes involucradas, ya que la actividad se vería en dificultades “sin trabajadores bien pagos y registrados, sin empresarios que inviertan, sin los ingresos que el sector representa para las provincias y la Nación, sin las reglas de incentivos”.
Asimismo, reiteró las diferencias entre los países centrales y los que están en vías de desarrollo en materia de transición energética, puntualizando que los segundos son “acreedores ambientales” y que en consecuencia no pueden tomarse criterios uniformes, ya que para las naciones desarrolladas se requieren tareas de “mitigación”, y para América Latina de “adaptación”.
Por tal razón, cuestionó la “mirada muy europeizada” de organismos como el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) o el Banco Mundial, que sostienen que el gas no es una energía de transición y, en consecuencia, son renuentes a financiar obras de infraestructura relacionadas con ese combustible.
En contraposición, valoró la “otra mirada” del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF, ex Corporación Andina de Fomento), que “nos financia con 540 millones de dólares para la operación del Reversal del Norte, que nos permitirá inyectar gas de Vaca Muerta para el Norte Argentino”.
En ese sentido, subrayó que “la discusión no es sólo de la Argentina sino por varios países de la región”, debido a que “la transición energética de América Latina es distinta de la de los países desarrollados, que son responsables del daño ambiental, a diferencia de nosotros, que somos acreedores ambientales”.
“Por una cuestión económica y también ambiental, la transición de esta región tiene que ir más allá del recorrido de las energías limpias, vamos a defender el rol del gas como energía de transición”, sostuvo.
Massa también anunció que “el día que inauguremos” la primera etapa del GPNK se va “a poner en marcha la licitación del segundo tramo”, y que para esa instancia se va a “invitar a invertir al sector privado”, de manera que la obra permita “el desarrollo del Litoral” y el acceso a “potenciales mercados externos”.
“Queremos que el sector privado y el Estado trabajen de manera colaborativa y asociada”, manifestó.
También remarcó la importancia de “terminar con el Reversal del Norte”, en el marco de “lo que representa en el corto plazo el declino de la cuenca de Bolivia y lo que representa Mato Grosso do Sul”, con la puesta en marcha de “una de las plantas de fertilizantes más grandes de la región”.
El desarrollo de esa planta, indicó, “es un factor esencial para la segunda turbina de la economía argentina, que son los agronegocios”.