La primera tanda de caños que serán utilizados para cruzar por debajo la laguna Setúbal llegaron hoy para dar inicio a las obras del Gasoducto Gran Santa Fe, que con una inversión superior a los $3.500 millones abastecerá a más de 250.000 habitantes de la región central de la provincia, informaron voceros oficiales.
Se trata de una obra que financiará la Secretaría de Energía de la Nación, que beneficiará a las localidades de Santa Fe, Esperanza, Recreo, Monte Vera, San José del Rincón, Arroyo Aguiar, Arroyo Leyes y Ángel Gallardo, incluidas 7.000 industrias y comercios y 1.700 instituciones.
Los trabajos demandarán una inversión total de $3.578.529.889 y su inauguración se prevé para el segundo semestre del año que viene.
Los caños llegaron en camión hasta el puerto de la ciudad de Santa Fe, donde el vicepresidente de Santa Fe Gas y Energías Renovables (Enerfé), Juan Cesoni, adelantó que “este viernes van a llegar dos camiones más” con piezas que van a estar enterradas “abajo de la laguna” y explicó que ese cruce es “la parte más compleja” de la obra.
El inicio formal de los trabajos será el 25 de octubre, aunque Cesoni consideró que “la obra comenzó el día que el gobernador Omar Perotti adjudicó a la empresa contratista la obra”.
El gasoducto beneficiará a unos 100.000 usuarios, que representan más de 250.000 habitantes de ocho localidades.
Voceros oficiales dijeron que la obra no solo brindará servicio a personas que no lo tenían, sino que también “favorece la generación de nuevas industrias con el consiguiente incremento de la demanda laboral”.
El Gasoducto Metropolitano se conectará al Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA) en cercanías de la ciudad de Esperanza.
El cruce de la laguna Setúbal quedó firme en marzo pasado tras la aprobación del estudio de impacto ambiental e incluye 1.850 metros de cañerías a través del cauce lagunar sobre una traza que mide en total 3.990 metros.
Se utilizará un sistema denominado Perforación Horizontal Dirigida (PHD) de un solo tramo, que permitirá colocar los conductos sin necesidad de abrir zanjas, con máquinas especiales que realizan un control preciso de la profundidad y trayectoria.