La demanda global de petróleo se está frenando. En 2023 llegó a 2,3 millones de barriles diarios. Para este año, las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), dan cuenta que llegará a la mitad: unos 1,2 millones de barriles diarios.
¿Los motivos? La AIE destaca una combinación de factores: un crecimiento económico moderado, una mayor eficiencia en el consumo y un auge cada vez más notable del vehículo eléctrico, que empieza a sacar de las carreteras los vehículos y motos más contaminantes.
En cuanto a la oferta, crecerá en 1,5 millones de barriles diarios este año, con cuatro países americanos como principales protagonistas del estirón: Estados Unidos, Brasil, Guyana y Canadá.
Ninguno de ellos, salvo Brasil ‑que acaba de anunciar su adhesión- forma parte del cartel de la OPEP+, una organización que, bajo la batuta de Arabia Saudí y Rusia, lleva meses tratando de corregir el desequilibrio en el mercado con recortes de oferta.
Esta política, sin embargo, no está dando los frutos esperados: frente a los casi USD 100 de finales del verano boreal, el precio del brent no llega a los USD 80.
Pese a esta dinámica, que se exacerbará a medida que la electrificación y los combustibles sostenibles ganen peso, la AIE avisa sobre el riesgo de las crecientes tensiones geopolíticas en Medio Oriente que tienen a los mercados “en tensión”.
“La ofensiva aérea de Estados Unidos y el Reino Unido contra objetivos hutíes en Yemen, en respuesta a los ataques del grupo respaldado por Irán a petroleros en el Mar Rojo, suscita preocupaciones por una escalada del conflicto que podría interrumpir aún más el flujo de petróleo”, sostienen los técnicos del organismo con sede en París.
“Aunque la producción de petróleo y gas natural licuado (GNL) no se ha visto afectada, un número creciente de propietarios de buques están desviando sus cargamentos que antes pasaban por el mar Rojo”, agrega la agencia.
Un dato lo dice todo: casi el 10% del petróleo y el 8% del gas que se mueven por barco en todo el mundo atraviesa ‑o atravesaba- la zona.
El segundo mayor exportador de gas natural licuado (GNL) del mundo, Qatar, anunció que sus metaneros abandonarán la ruta y optarán por la vía más larga: la del cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica), que añade casi dos semanas de navegación y que encarece el transporte.
Con todo, la AIE cree que el mercado estará “razonablemente bien abastecido” este año. En gran medida, gracias a una producción “mayor a la prevista” en los países que no pertenecen a la OPEP+, que impondrá su ley frente a los recortes del cartel y que hará que la nueva oferta “supere el crecimiento de la demanda por amplio margen”.
Tras unos primeros meses de relativa efectividad, las sanciones occidentales sobre el petróleo ruso dejaron de dar frutos en los últimos meses. Lejos de aflojar, las exportaciones de crudo del gigante euroa- siático crecieron en 500.000 barriles diarios en diciembre, hasta tocar un nuevo máximo mundial de 7,8 millones de barriles diarios sobre unos bombeos mensuales de casi 9,5 millones, según el brazo energético de la OCDE. Esas cifras convierten a Rusia en el segundo productor, detrás de Estados Unidos.
La AIE calcula que los ingresos petroleros de Moscú ascendieron a US$14.400 millones en diciembre. Una cifra sustancial, pero menor a la de meses previos, por los descuentos a los que se vio obligada para colocar su crudo y, sobre todo, por la caída generalizada del precio.