Los usuarios del servicio eléctrico en la provincia de Buenos Aires pagan en sus facturas un concepto desconocido pero legal que les posibilita a las empresas distribuidoras cubrirse por el robo de energía que efectúan los “colgados”.
Un informe oficial al que accedió Sector Energético establece que las principales distribuidoras eléctricas de la provincia cobran a los usuarios en sus facturas cerca del 10% en concepto de pérdidas no técnicas.
Se trata de un ítem que si bien es legal y fue aprobado en la Revisión Tarifaria Integral de 2017, durante la gestión de la ex gobernadora María Eugenia Vidal, es “desconocido por la mayoría de los usuarios del servicio”, según alertó un especialista en servicios públicos regulados.
El ítem que se denomina pérdidas “no técnicas”, refleja en parte el robo de energía a la red por parte de los “enganchados” o “colgados”. El gobierno de la provincia de Buenos Aires las define como “la energía efectivamente suministrada pero no medida, o bien no registrada comercialmente como tal”. Es decir, además de robo de energía el ítem incorpora errores y fallas de medición tanto técnicas como administrativas.
Oculto
El informe da cuenta del ítem oculto que las concesionarias bonaerenses cobran a los usuarios en sus facturas mensuales por las pérdidas de energía “no técnicas”. El documento establece los porcentajes de pérdidas de energía “no técnicas” de las cuatro distribuidoras del grupo de distribuidoras que conduce Pagano para ciertas categorías tarifarias de redes de “baja tensión”.
La Revisión Tarifaria Integral (RTI) convalidó que esas pérdidas “no técnicas”, es decir: reconocidas para su cobro en las facturas, son el 10,3% de lo que cobra la empresa para las redes de baja tensión. Por cada $ 10.000 que paga una familia $ 1.030, son para cubrir el robo de energía o por pérdidas “no técnicas”. Ese cargo viene incluido en el precio del kWh y por eso no está discriminado en las facturas.
Legal
A pesar de estar “escondido” se trata de un concepto legal que las concesionarias eléctricas están autorizadas a cobrar según la RTI bonaerense de 2017.
“Se observa un incremento del nivel de pérdidas reconocido en tarifa, de entre 3 y 4,5 puntos porcentuales”, alerta un informe elaborado por la secretaría de Energía Eléctrica del gobierno bonaerense a cargo de Gastón Ghioni, que entre otros aspectos pone el foco en este ítem que se cobra en las facturas.
“Se estima que esta sobreestimación del porcentaje de pérdidas reconocidas en el modelo tarifario representa un 2% más de facturación, respecto a los niveles previos a la RTI”, concluye a continuación el crítico documento mediante el que la gestión del gobernador Kicillof evaluó la RTI llevada adelante por la ex gobernadora Vidal.
Según un informe del Centro de Estudios de la Actividad Regulatoria y Energética de la Universidad de Buenos Aires (CEARE), las pérdidas no-técnicas promedio de 2023 del sistema eléctrico argentino se ubican en torno a 348 megavatios (MW) por cada 1986 MW que las distribuidoras venden. Lo que representa pérdidas no técnicas de 16,46% promedio para el sistema a nivel nacional.
Mitos, cortes y robos
El concepto de pérdida “no-técnica” da por tierra con un lugar común ampliamente instalado en el imaginario de los usuarios y alimentado por las distribuidoras. Que los permanentes cortes de energía se producen a consecuencia de la sobre carga del sistema debido a los colgados. Creencia que ambos informes develan como falsos.
El robo de energía es definido en uno de los informes como “una de las principales causas de pérdidas no técnicas. Esto ocurre cuando los individuos o las empresas se conectan ilegalmente a la red eléctrica sin pagar por el servicio. Además, los errores en la facturación, la mala gestión de la red y los problemas administrativos también pueden contribuir a estas pérdidas”, continúa el documento.
Tras ello, el mismo texto reconoce que “reducir las pérdidas no técnicas es importante para mejorar la eficiencia de la red eléctrica y garantizar que todos los usuarios paguen por el servicio que utilizan”. Lo que puede lograrse “mediante la implementación de medidas como la modernización de la infraestructura, la mejora de los sistemas de medición y facturación, y la aplicación de medidas para prevenir el robo de energía, como inspecciones regulares y el uso de tecnologías avanzadas de monitoreo”. En buen romance: a mayor inversión en tecnología menor cobro indebido a lo usuarios por lo que no consumen.