Un conjunto de datos estructurales del sector energético argentino configura un panorama alentador. La preocupación de los analistas pone la lupa sobre el aumento de los subsidios y los interrogantes políticos y económicos de la singular coyuntura local.
El crecimiento de las inversiones en el mercado de gas y petróleo, sumado al incremento registrado en la producción más el descenso del déficit en la balanza energética configura un panorama alentador del sector energético. La preocupación de los analistas pone la lupa sobre el aumento de los subsidios y los interrogantes políticos y económicos de la singular coyuntura argentina.
Las inversiones registradas en el mercado de gas y petróleo se recuperaron y están en niveles de 2015. En 2023 las inversiones en petróleo y gas llegaron a U$D11 mil millones, nivel similar al registrado en 2015. Por tercer año consecutivo las inversiones en vienen creciendo. En 2022 fueron de poco más U$D9,1 mil millones; en 2021 de U$D5,8 mil millones; y en 2020, U$D3,2 mil millones.
Lo que representa un alza geométrica y siembra expectativa para los próximos años, sumado a las inversiones en el desarrollo de infraestructura (gasoducto GPNK, reversión, entre otras). Sin embargo, según algunos analistas la coyuntura económica, con la devaluación del peso, la inflación y la incógnita electoral pone un manto de duda a esas expectativas que solo podrá despejar el transcurso del tiempo. La producción cayó aunque compensó el petróleo con una fuerte suba.
La consultora Aleph Energy indica en su tablero de control de hidrocarburos de Argentina que la producción de gas cayó un 1% interanual entre junio de 2022 y junio de 2023. El shale (gas no convencional) creció un 17% en ese período. La extracción del gas convencional cayó un ‑10% y, la producción que mayor caída registró fue la de Tight, un ‑17%.
Respecto al petróleo el saldo interanual tuvo un crecimiento de 9% también entre junio de 2022 y junio de 2023. Explicado por un salto de 25% del no convencional y una caída de ‑2% del fluido convencional.
En lo referido a la balanza energética, el monitor refleja que las importaciones cayeron en junio de 2023 U$D1094 MM respecto a junio de 2022. Y el saldo acumulado de importaciones entre junio de 2022 y junio de 2023 también registró una fuerte caída: pasó de U$D4888,82 MM a U$D914,19 MM.
Lo que proyectado hacia los meses restantes del año configura un panorama alentador porque implicaría un fuerte ahorro en tren de cumplir con las metas comprometidas con el FMI. Una proyección lineal a los meses restantes del año cerraría el 2023 con la mitad de déficit de balanza energética que 2022.
Argentina se comprometió a reducir a un 0,5% del PBI los subsidios a la energía durante 2023. Por ello el FMI en su informe de país emitido hace dos semanas asegura que tras la devaluación es preciso elevar nuevamente el valor a quienes no tienen subsidios. Sin embargo, el gobierno nacional por el momento decidió posponer la decisión.
En agosto último los subsidios que el Estado Nacional destina a la energía crecieron casi un 5%, respecto a agosto de 2022. El dato surge de un informe elaborado por Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social, que compara ambos períodos. Un aspecto sobre el que el gobierno deberá poner la lupa.
En agosto de 2023 el Estado nacional destinó a ese rubro $318.569 millones de pesos o unos U$D989 millones. El 78% de ello los recibió la empresa mixta CAMMESA, que se encarga de comprar la energía eléctrica a los productores de energía y de vender a los distribuidores. Un 15,8% fueron, según el informe, destinados a subsidios al gas: 9,9% para la estatal Energía Argentina (ex Enarsa) y 5,9% al Plan Gas, un acuerdo de estímulo con precios base que beneficia a un puñado de productoras, YPF entre ellas.